4 de julio de 2022 / Traducción Legal
La traducción es una práctica que se realiza desde que se creó la escritura. Sin embargo, solo hasta hace unos años se le dio la importancia suficiente para convertirla en una licenciatura. Existe a la fecha una gran desinformación sobre esta práctica, ya que muchas veces se suele confundir la traducción con la interpretación o no se conoce lo suficiente sobre las tareas y retos de los y las traductoras. En esta ocasión, nos dimos a la tarea de abordar el tema de los más grandes mitos sobre la traducción, por ejemplo, tenemos que todas las traducciones son iguales (en cuanto a calidad); que ser bilingüe te convierte en un profesional de la traducción; y que la traducción asistida por computadora es lo mismo que la traducción humana.
Antes que cualquier cosa, algo que es de suma importancia mencionar es que todos los y las traductoras cuentan con una preparación, especialización y procesos distintos y, como resultado, algunos aspectos varían, como los precios. Como en todas las áreas del saber, la calidad y el profesionalismo tienen un valor, y no necesariamente monetario.
Al hablar de calidad, sobre todo en ramas especializadas de la traducción como lo es la traducción jurídica, también hablamos de la responsabilidad que los y las traductoras aceptan al trabajar con documentos cuya finalidad, además de expresar el mensaje del texto origen de manera fiel, tiene repercusiones legales y cuya interpretación se vuelve complicada y poco recomendable encomendar a una máquina o lego.
Por otro lado, traducir va más allá de tener un excelente dominio de la lengua origen, ya que también es indispensable dominar la lengua meta, para lo cual es necesario estar en formación constante y mantenerse al día con respecto a cambios y actualizaciones de la lengua. Recordemos que el ser nativos no nos hace maestros o maestras en la lengua que hablamos, y del mismo modo, debido al estado de cambio constante en el que viven las lenguas, la programación que reciben las máquinas sobre reglas ortográficas, de redacción, etc., no les da la habilidad de interpretar un texto.
Pensemos en que no se trata de un nivel comunicativo básico donde lo que importa es saber preguntar la dirección de un lugar; una traducción profesional y especializada va mucho más allá. Al hablar de profesionalismo, nos referimos a la terminología, redacción e incluso aspectos como la maquetación de un documento. Toda esta preparación lleva tiempo, amor a la profesión y un gran compromiso.
Por ejemplo, un término que parecería tan fácil de traducir que probablemente no se considere necesario investigar más a fondo o en un diccionario sería “agreement”. Este es de los términos más comunes de los textos legales, pero pensemos cómo lo traduciríamos. Su equivalente podría ser “contrato” o “convenio”, pero ¿de qué depende que se escoja una opción u otra?, de la interpretación del resto del documento. Ambos términos tienen características propias. En otras palabras, el contrato es un convenio, pero el término se usa de diferente manera, ya que tienen diferentes funciones. Los contratos son instrumentos jurídicos que crean y transmiten derechos y obligaciones, mientras que los convenios además los modifican y extinguen. Lo anterior ejemplifica y explica la importancia del uso de un término u otro; así como también la de contratar a un profesional en la materia, enfocándonos en la calidad.
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